Ya lo desmintieron tantas veces que es raro que nos sigamos
engañando con esta idea de que las galletitas integrales no engordan.
Repitámoslo una vez más para cristalizar la información: no son light, son
sanas, que es distinto.
Lo saludable les viene porque se elaboran con ingredientes
que no se refinan y por eso conservan todas sus propiedades nutritivas:
cereales como la avena y la cebada, semillas como las de amapola, el lino o la
quinoa, frutos secos como las almendras o el maní y a veces harina integral en
lugar de blanca. Todos estos productos nos remiten de inmediato a las
ochentonas dietéticas… ¿de ahí, quizás, la relación con lo “light”?
Pero lo cierto es que si de calorías hablamos, dos
Frutigran, por poner como ejemplo a las primeras, las más populares e
indiscutidas, aportan entre 110 y 170 calorías, según la variedad. No es una
barbaridad, pero tampoco podemos decir que son livianas. Aún manejando estos
números, las Frutigran, de Granix, monopolizaron el rubro durante largo tiempo.
No es casual que su característico diseño de roseta, parecido al de las Rococó,
sea imitado por todas las dignas competidoras que aparecieron recién el año
pasado.
Hoy en la góndola se puede elegir entre por lo menos cuatro
marcas de galletitas integrales. ¿Empezó la guerra de las galletitas sanas? En
JOY las probamos todas, y acá te contamos de qué lado está cada una.
Las históricas: FRUTIGRAN
Durante mucho tiempo fueron las reinas de lo saludable y tan
es así que, siendo al comienzo un producto del montón, pasaron de la góndola
del súper al kiosco y de ahí al podio de muchos fanáticos. Hay que reconocerles
el mérito de haber sido las primeras en incorporar avena en su fórmula, con
hojuelas tan bien molidas que ni se notan al morder, además de cereales y
frutos secos, que aportan aceite Omega 3 y 9. Pero también hay que decir que
casi todas sus variedades están hechas con harina blanca y no integral. Cada
variedad tiene sus adeptos. Los más reacios al alimento sano se quedan con las
de chips de chocolate y las de pasas, porque le ponen onda al sabor insulso de
lo natural. Las tropicales serán sólo para los amantes de frutas como banana,
papaya, mamón y naranja, que están incorporadas tipo fruta abrillantada. Las
dos últimas incorporaciones (con chía y lino; y las que vienen con sésamo,
amaranto y girasol), serán para aquellos que están más acostumbrados a este
tipo de sabores. Por último, están las de salvado: las más lánguidas, las
peorcitas, en nuestra humilde opinión. Vienen en paquetes de 250 gramos que
cuestan alrededor de 10 pesos.
Las segundonas: CEREAL MIX
Subida al éxito de sus barras de cereal, la marca Cereal Mix
fue la primera en ofrecerle competencia a las Frutigran. Pero hay que estar
atentos, porque hay dos versiones: por un lado, las que imitan a las de Granix,
incluso en packaging y espesor. Estas no defraudan. Entre los sabores
disponibles, ganan las de cacao y frutos secos que saben a chocolate amargo.
Les siguen las de semillas (lino, amapola, amaranto, chía) y chips de chocolate
y, por último, las de avena y pasas, ya un clásico de todas las marcas. Vienen
en paquetes de 230 gramos y cuestan 9 pesos
Ojo que hay otra versión, de envase completamente opaco, que
se parecen (de lejos) a las Melitas y, si bien tienen avena, apuntan a una
merienda más tradicional y no necesariamente "sana".
Las más originales: OKEBON
Las únicas que proponen textura y forma diferente al resto.
Se llaman Molino Natural, son redondas con un agujero en el medio y lo más
importante es que, a diferencia de sus competidoras, la masa es finita, ligera
y crocante. ¿De dónde viene lo crocante? Es que además de estar elaboradas con
avena y harina de trigo, tienen crispín de arroz, una mezcla de arroz, harina
de maíz y azúcar. El efecto es como comer arroz inflado. Y por eso resultan
livianísimas y adictivas. Las de pasas son prescindibles, pero las de cacao
parecen un chocolatín aireado y las de granola tienen un gustito a canela que
conquista. La presentación de 165 gramos cuesta $6 y la de 255 gramos, 8 pesos.
Las vegan: CACHAFAZ
¡Atención, veganos! Estas son las galletitas que les vienen
a salvar la vida. Los de Cachafaz lograron elaborar un producto 100% integral
que, a la vez, resulta delicioso. Tan importantes es el tema de los
ingredientes que en el packaging no sólo se listan los que tiene, sino también
los que NO contiene. Ni azúcar blanca ni rubia, ni harina blanca, ni aceite
hidrogenado, ni grasa bovina ni tampoco margarina, mucho menos colorantes
artificiales y tampoco ninguna clase de producto de origen animal.
La masa en sus cuatro variedades suele ser dura, crocante...
y se desgrana al morderla. ¿Cuáles son?
Avena y pasas de uva (en pedacitos); avena con chips de chocolate (una fiesta);
granola con avena, almendras y maní (las más ricas) y las de harina integral y
algarroba, un sabor polémico por nuevo (y porque en color se parece al
chocolate, lo que puede desilusionar a muchos), pero que termina convenciendo.
En cada una de las versiones se destaca, como siempre, la generosidad y la
buena calidad de los ingredientes utilizados por Cachafaz en sus recetas. Se
consiguen en paquetes de 225 gramos a 12 pesos.
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